jueves, 3 de septiembre de 2009

El Dios de las Contradicciones

Servus, incansables combatientes.

Debido a obligaciones externas a este mundo virtual, no he podido sentarme a escribir una nueva entrada en ya un par de meses. Por esto me disculpo con los lectores lo mismo que con los no lectores.

Pues bien, sucede que hace unos días un compañero de ésos que se hacen llamar agnósticos me contó de una conversación que tuvo con un amigo suyo que intentaba convencerlo de que la creencia en un ser todopoderoso no se puede atacar simplemente señalando las contradicciones que la existencia de dicho ser implicaría. En pocas palabras, lo que su amigo intentaba decirle era que, de existir, Dios estaría por encima de sus propias contradicciones. El argumento se puede ilustrar invocando a una de las preguntas más antiguas (supone su humilde servidor) respecto a Dios y a las contradicciones que su existencia invariablemente implicaría:


¿Podría Dios crear una piedra tan pesada que ni
siquiera Él pudiese mover?


Dios en la primavera de su vida.


¿Puede o no puede? En cualquiera de los dos casos, Dios deja de ser omnipotente. Pero a lo que nos interesa. El razonamiento para burlar esta contradicción va más o menos así:

Si asumimos que el Dios en cuestión es en realidad todopoderoso, significa que tiene el poder de hacer CUALQUIER COSA. Esto significa, valga la redundancia, que realmente podría hacer cualquier cosa: dibujar círculos cuadrados, hacer que dos más dos sean cinco, etc. De esta manera, Dios podría crear una piedra tan grande que no pudiera mover pero, al mismo tiempo, podría moverla. Esto es una contradicción, pero este Dios puede franquear cualquier contradiccón fácilmente. ¿Por qué? Pues porque, como habíamos asumido, él puede hacer CUALQUIER COSA.

Bonito, ¿no?

No tengo muchas ganas de pensar hoy, pero así a primera vista puedo ver un error fundamental en este razonamiento. El tipo de omnipotencia que decidimos darle al Dios del ejemplo no es una que opera dentro de los parámetros de la lógica o la física, si no una que está por arriba de ellos. Esto significa que, si Dios está fuera de toda lógica (después de todo, no lo obstaculizan las contradicciones) entonces no está permitido usar lógica para probar algo acerca de él, y eso es precisamente lo que el argumento en cuestión trata de hacer. ¿Por qué no está permitido? Pues porque Dios, estando fuera de toda lógica, escapará una y otra vez todos nuestros razonamientos, al punto que se vuelve inútil construir argumentos que lo involcuren a él.

Como segundo punto, debo decir que no se trata de ver a quién se le ocurre el mejor argumento para permitir que Dios le de la vuelta a sus contradicciones, se trata de ver qué perspectiva está más apegada a la realidad: ¿una donde la lógica y la física no funcionan o una donde sí lo hacen?

Finalmente, no puedo más que recordarle a lector que, aunque el argumento expuesto fuera sólido, de ninguna manera nos indicaría la identidad del Dios en cuestión: Hera, Apolo, Zeus o el Invisible Unicornio Rosa... en fin.

¿Qué opina el lector de ésto?

4 comentarios:

  1. Los creyentes encuntran rapidamente una respuesta a estos argumentos, su esencia es : "una cucaracha no pueda entender el cálculo diferencial, pero esto no es una indicación de que el mismo no existe"

    En esta analogía, los humanos tratando de entender a dios, sus procederes u omisiones seríamos las cucarachas ... ¡no nos da!.

    Sugerencia: ¡No discutas con los creyentes! ¡Ellos quieren creer, dejalos! Reserva tu fuerza para luchar cuando traten de imponernos sus creencias y/o leyes.

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  2. Un día Dios se despertó y volvió al libro de cuentos.

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  3. Si de algo sirve, Sr Cincuentón, responderé a su comentario 5 meses después de ser publicado... jeje

    En efecto, un creyente podrá decir algo como lo que propone: "una cucaracha no puede entender el cálculo diferencial, pero esto no es una indicación de que el mismo no existe."

    Esto es, en efecto, cierto. Pero esto significaría que, para la cucaracha, la existencia del cálculo diferencial es irrelevante, ya que no le es posible comprenderlo ni describirlo.
    Si dios fuese así para nosotros, entonces su existencia también resultaría irrelevante, ya que al ser imposible de comprender tampoco sería posible saber lo que espera de nosotros, lo que le parece bueno y malo. Nuestra vida seguiría siendo exactamente la misma con o sin la existencia de Dios, como lo sería la de la cucaracha con o sin la existencia del cálculo diferencial.

    Y en el libro de cuentos se quedará, Padre Tiempo.

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